domingo, 1 de abril de 2012

Mallorca 4



Fue mi primera residencia aquí en Madrid y, a pesar de tener que irme, lo siguió siendo de otra forma.
Si fue así, es porque ella conoce las cinco letras de la palabra hogar a la perfección y, sobre todo, sabe ponerlas en práctica haciéndotelo sentir.

Ahora, las paredes vuelven a ser casi blancas; solamente quedan las marcas de los muebles, cuatro vasos y dos sillas. Eso sí, me llevo las anécdotas, los momentos vividos y, lo más importante, la seguiré teniendo a ella.















Hasta siempre.

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