miércoles, 31 de diciembre de 2014

jueves, 4 de diciembre de 2014

Divagar



Las circunstancias parece que saben más que nosotros, que tienen más poder. A veces, solamente puedes unirte a ellas y dejarte ir o enfrentarte aunque sepas que es probable perder la partida.

Una vez me vencieron las circunstancias, quizá más de una. Pero creo que la vida es un medio plazo que en ocasiones te permite volver, tal vez para zanjar, reanudar o comprender simplemente que las cosas son como son o como han sido.


Supongo que las circunstancias cambian, ¿y nosotros? Supongo que un poco también. 
Pero, ¿y la perspectiva?



jueves, 6 de noviembre de 2014

2.9






Una vez me dijiste que era original.
Y creo que es lo más bonito que me han dicho nunca.



miércoles, 15 de octubre de 2014

Calma


Llueve demasiado. 
Levantas la vista y observas la ventana de una buhardilla del edificio de enfrente. Desde aquí las gotas de lluvia parece que centellean sin parar.

Y aquí estás. 
Mirando a través de una ventana que crees familiar con el mismo jersey verde del otoño pasado y las sábanas de siempre. Pero con otra sensación.
Te preguntas cuántos años han pasado, en qué punto estás y no sólo del mapa.

Y no para. 
Y no solo es la lluvia. Eres tú, impaciente, queriendo acelerar el tiempo del reloj que cuelga de tu cuello pidiendo el mismo efecto que aquellas incesantes gotas de lluvia. 

Pero dime, ¿qué ocurre tras la tempestad?



sábado, 30 de agosto de 2014

No existen los malos días



Existen los abrazos a distancia y los trenes de cercanías.
Los recitales de poesía a la luz de incienso de colores.
Las conversaciones por la orilla de la playa de San Juan sobre un futuro que ya fue actualidad y un presente que lo superó con creces.

También existe un mes de agosto que no termina el treinta y uno sino el treinta. 
Y ese día entremedias se convierte en el único en que nos podemos permitir estar tristes.
Pero ni uno más.

Por eso hay que pintarse los labios de rojo todos los días del año.
Y seguir los consejos de las buenas amigas.



domingo, 27 de abril de 2014

4



Nunca fue recomendable pasear por Cibeles por la noche. Realmente, nunca fue recomendable perderte en la oscuridad luminosa de Madrid cuando el frío comienza a formar parte de los días pasados de invierno.
Porque te atrapa; corres el riesgo de querer hacerte dueño de Gran Vía y de sentarte a admirar el edificio Metrópolis.

No he visto mejores primaveras que estas, por mucho que pasen los años; ni me he sentado en mejores terrazas a ver caer el sol en la Plaza de los Carros para volver a casa bajando desde Antón Martín de la mano de Salitre o Santa Isabel.


Madrid, me cuestas. Cuesta arriba y cuesta abajo. En las alegrías y en las penas, en la salud y en la intensidad de mi vida hasta que, irremediablemente, los motivos nos separen.

Tus calles me han visto encontrar lo que soy y bajar la persiana del optimismo. Me encuentro cara a cara contigo, ofreciéndome lo peor y lo mejor de ti. Probablemente me podrías decir lo mismo pero prefiero que permanezcas en silencio y olvidemos lo malo. Porque lo bueno, lo mejor, es ahora y nadie mejor que tú me lo ha enseñado.



lunes, 17 de marzo de 2014

Noción


Nunca se me han dado bien las primaveras. Ni los veranos.
Quizá ninguna estación.

Puede que las estaciones no se asocien a árboles sin hojas o a las flores del almendro. Solamente a lo que uno quiera. O a lo que su mente le permita.

Qué difícil es explicar la necesidad de no escuchar música por formar parte de la banda sonora de mis pesadillas. O la dificultad de entender algo que no me deja respirar.

Quiero que se vaya el invierno. Y mi otoño junto a él.
Olvidarme del tiempo y el espacio para vivir sin calendario. Sin el de ayer.

Tengo una ristra de luces verdes en mi ventana.
¿Necesito algo más? Improvisar.



martes, 25 de febrero de 2014

26.2


Incógnita casi despejada.


Recuerdo una niña pequeña con bombín de mimbre, pelo rizo oscuro, riéndose mucho y durmiéndose en casi todas partes.
Muchas veces me preguntaba cómo sería llegar a ese día mágico. 
"Cuando cumpla 26 el 26...". 
Me lo imaginaba curioso, casi utópico y, sobre todo, muy lejano. Supongo que pensaba que mi vida sería de otra forma o, quizá, solo me sonreía viéndome dentro de mucho tiempo haciendo quien sabe qué cosas.
Siempre se me venía a la mente un sendero con árboles a los lados, sin fin; a la izquierda árboles de primavera y al otro lado árboles de invierno. Pero con sol, a pesar de pertenecer a un viernes gris y lluvioso.


Poco y mucho ha cambiado desde entonces. Y aunque creía que tendría la vida resuelta porque, claro, iba a ser muy mayor, me alegro de que no sea así. Nunca fue mi estilo y en el fondo siempre lo supe. Una loca divertida, alegre (y cascarrabias). Eso sí.

Para aquellos que dicen que desde aquí se pueden sentir los 30, les digo que mienten. Desde aquí yo no avisto nada, sigo siendo igual de pequeña.




Y, de repente, ese día es mañana.