jueves, 18 de agosto de 2011

Huecos de un folio

No es de extrañar que me digan que tengo una boca apetecible
si de ella salen respuestas a sus preguntas asequibles.

Ni soy culta, ni soy barata, ni escribo guiones de cine
sólo digo lo que pienso aunque suene ininteligible.

Esto es lo que saco de una mañana, de mi dolor de espalda, para no arrepentirme
mientras tengo la mente en el Retiro, en Mallorca, en los bares... en algo que me motive.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Aparentes menudencias



Son las pequeñas cosas.

Sales por la mañana.
Llegas a la cafetería.
Cuanto más temprano [casi] mejor.
Es esa hora punta que se distingue no por el hecho de que haya demasiada gente;
es esa hora punta en la que el ambiente es la clave, en la que confluyen vidas.

Algunas de esas vidas acuden día tras día, año tras año y piden lo de siempre. Estas tres palabras que imprimen rutina en ocasiones pero que, a su vez, pueden significar satisfacción e incluso indiferencia.

El trajín, un viaje o un simple imprevisto, hacen que muchas de esas otras vidas jamás vuelvan a cruzarse en ese preciso instante. Quizás ese día llovía y alguien metió los pies en un charco sin más opción que tener que entrar a tomar algo a cambio de un pequeño asilo de veinte minutos.

Por otro lado, estamos los que nos adaptamos fácilmente, aquellos que solemos permanecer una temporada a pesar de tener [normalmente] un punto de partida al que recurrir. Como dice mi canción, siempre cambiante. Y no por ello tiene menos magia.
Es probable que vuelva a pasar por alguno de esos lugares y, por muy insignificante que parezca, cada uno guardará un momento, cada uno aportará un recuerdo. Tal vez porque allí escribiste una postal para alguien especial mientras esperabas un madrugador tren, tal vez porque tomaste un capuccino con un amigo antes de un día de caminata en una ciudad de un país extranjero.

Hace un rato fui a comprar un café para llevar.
He dejado la marca de mis dientes en el vaso.
Puede que me olvide o puede que me venga a la mente algún día cuando piense en cómo es/era mi vida ahora.

Engrandecen la vida.
Son las pequeñas cosas.

martes, 9 de agosto de 2011

Granadino

Estampado veraniego.
Te echaré de menos en invierno.

Te guardaré en el cajón.
Te desearé otra vez con muchísimas ganas.

Te pondré sobre la cama.
Te tiraré al suelo.

Te mojará la lluvia.
Te secarás al sol.

Te arrancarán.
Y no dejarás de gustarme.

Y volverás al cajón.
Y volverán los mejores veranos.




miércoles, 3 de agosto de 2011

Mermelada

Hoy, especialmente hoy, he echado de menos aquellas mañanas de hace cuatro años contigo. 
Todas esas horas hablando de la vida las cuales, para nada, considero horas muertas o desechadas. Todo lo contrario. De hecho, hablabas de un futuro que parecías tener muy claro, de un futuro que, repentinamente, se ha convertido en presente.

Recuerdo aquellos ojos llenos de ilusión, llenos de ganas por llevar a cabo lo que se proponían, con esa visión siempre tan fantasiosa y, a la vez, tan increíblemente realista.

No podría contabilizar todos los cafés que derramamos o se nos enfriaron, así como todas las tostadas que comimos o las pequeñas tarrinas de mermeladas que nos metíamos en la mochila.
Nos moríamos de rabia cuando las cosas no nos salían bien. Nos moríamos de risa cuando las palomas se estampaban contra el espejo. Quemamos el teléfono y la cuenta corriente de nuestros padres por pura necesidad, por escuchar lo que el otro nos quisiese decir, nos gustase o no.

Y así, sin quererlo, han ido pasando los años. Sé que pensar en esto te asusta mucho pero, sinceramente, creo que nos han hecho justicia y, aunque no lo creas, te han sentado muy bien (en todos los sentidos).
Fue durísimo verte en algunas situaciones... pero, al igual que te lo dijiste a ti mismo sentado en el metro lleno de gente, puedes estar orgulloso, muy orgulloso; como yo lo estaba de ti mientras desayunábamos entonces y como lo estoy ahora aunque desayune sola.

Lo importante es que ya sea en Coruña, Madrid, Londres o en tu loft de Manhattan, nunca dejemos de hacer algo que es nuestro.
Si la tostada siempre cae por el lado de la mermelada espero que siempre sea la de un tarro como este.