martes, 26 de febrero de 2013

Montaña rusa


Hace unos días escribí tres folios intentando resumir cómo habían sido estos últimos 366 días. 
Acabo de tirarlos a la basura.

Jamás confié en el número 24 y creo que no podría haberme enriquecido más. Probablemente haya sido la edad más completa de mi vida hasta el momento y la perfecta para tatuarla en mi piel  pero, se puede superar, ¿no?

Técnicamente me quedan aún 8 minutos para recibir esa llamada de cada año a las 9.50. Aquellos que me conocen mucho, o poco, porque hablo demasiado, saben de qué hablo. Pero ya no me extiendo más.

Hasta siempre, 24.



1 comentario: